Así, sin mas, tal cual. Un nombre sencillo y sin florituras, directo y al grano.
Hablamos del primer restaurante que abrió en Madrid el Grupo Tragaluz, famoso por restaurantes en varios rincones de España.
Por el nombre no debéis haceros una primera idea del lugar, ya que ni es bar, ni tasca, sino un restaurante en toda regla, cuya decoración además es uno de sus puntos fuertes. Situado en la calle Fernando el Santo, este precioso local llama la atención ya desde la calle. Sus grandes ventanales invitan a curiosear el bullicioso e interesante interior. Al entrar encuentras un lugar muy agradable, con una decoración cálida y con esos toques cool que nos gustan: buen ambiente, mesas corridas en las que sentarte con desconocidos (es lo que pasa cuando no tienes reserva), algunas piezas de mobiliario vintage y una decoración a medio camino entre no rústico y lo industrial.
La carta está muy bien y no es muy cara. Haciendo honor al nombre del local, el tomate en todas sus variantes siempre es un acierto: fresco y en ensalada, o seco, con burrada y albahaca, o en una de las pizzas. No te pierdas la sección del horno de leña y no te vayas sin probar el brownie con helado.
Por úlimo, añadir que los fines de semana dispone Dj hasta las dos de la mañana y que sus brunch son famosos en la capital.
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